Extrañando a Kissinger

Dice que no la amo de verdad. Que digo que la quiero, que creo que la quiero, pero que no. He oído a más de uno decir que no quiere a alguien, ¿pero decidir por otro si ese otro lo ama o no? Con eso todavía no me había encontrado nunca. Aunque francamente, me lo tengo merecido, porque quien con niños se acuesta… Hace ya medio año que me hincha la cabeza con ello, metiéndose los dedos en el coño después de cada polvo para comprobar si es verdad que me he corrido, y yo, en vez de decirle algo gordo, me limito a comentarle:

–No pasa nada, chata, todos nos sentimos un poco inseguros.
Ahora resulta que quiere que cortemos, porque ha decidido que no la quiero. ¿Y yo qué le digo? Si me pusiera a gritarle que es una tonta y que deje de calentarme la cabeza, se lo tomaría como una prueba más.
–Haz algo que me demuestre que me quieres –me dice.
¿Qué querrá que haga? ¿Qué podría hacer yo? Si por lo menos me lo dijera. Pero ella nada, que no. Porque cree que, si la quiero de verdad, tengo que saberlo yo solo. A lo que sí está dispuesta es a darme una pista o a decirme lo que no tengo que hacer. Una de esas dos cosas, a elegir. Así que le he dicho que diga lo que no quiere, así por lo menos sabremos algo. Porque lo que es de sus pistas seguro que no voy a sacar nada en claro.
–No vale –dice ella– que te automutiles, que hagas algo como sacarte un ojo o cortarte una oreja, porque si le hicieras daño a alguien que amo, indirectamente me lo estarías haciendo también a mí. Además de que, decididamente, eso de hacerle daño a alguien que quieres no es ninguna prueba de amor.

¿Pero qué tendrá que ver que yo me saque un ojo con el amor? ¿Qué es lo que tengo que hacer? Eso no está dispuesta a revelármelo y sólo añade que se trata de algo que tampoco estaría bien que se lo hiciera a mi padre o a mis hermanos y hermanas. Yo, ante eso, ya me rindo y me digo que no tiene remedio, que haga lo que haga de nada me va a servir. Ni a ella. Porque quien juega con fuego, se acaba quemando. Pero después, cuando estamos follando y ella me clava su mirada hasta lo más profundo de las pupilas (nunca cierra los ojos cuando nos echamos un polvo, para que no le meta en la boca la lengua de otro), de repente lo comprendo todo, como en una especie de iluminación.

–¿Se trata de mi madre? –le pregunto, pero se niega a contestarme.
–Si de verdad me quisieras, deberías saberlo tú solo.
Y después de probarse con la lengua los dedos que se ha sacado del coño, me suelta:
–Ni se te ocurra traerme una oreja, un dedo, o algo parecido. Lo que yo quiero es el corazón, ¿me oyes? El corazón.

Todo el camino hacia Petah Tikva, que son dos autobuses, llevo conmigo el cuchillo. Un cuchillo de metro y medio que ocupa dos asientos. Hasta le he tenido que pagar billete. ¡Pero qué no haría yo por ella, qué no haré por ti, so boba! Toda la calle Stampfer me la he bajado a pie con el cuchillo a la espalda, como un árabe suicida cualquiera. Mi madre sabía de mi llegada, así es que me ha preparado un guiso con unas especias de muerte, como sólo ella sabe mezclarlas. Me limito a comer en silencio sin pronunciar ni una sola palabra. Quien engulle los higos chumbos con los pinchos que luego no se queje de almorranas.

–¿Cómo está Miri? –pregunta mi madre–. ¿Está bien, tu chatita? ¿Sigue metiéndose esos dedos tan gordezuelos en el coño?
–Bien –le respondo yo–, la verdad es que muy bien. Me ha pedido tu corazón. Ya sabes, para poder estar segura de que la quiero.
–Llévale el de Baruj –se ríe mi madre–, es imposible que se dé cuenta.
–¡Ay, mamá! –me enfado yo–, que no estamos en la fase de cazarnos las mentiras, Miri y yo estamos en el momento de sincerarnos.
–Está bien –suspira mi madre–, pues llévale el mío, que no quiero que os peleéis por mi culpa. Pero esto me da qué pensar, por cierto, qué le prueba a tu amantísima madre que tú también le correspondes amándola un poquito.

Furioso, lanzo el corazón de Miri contra la mesa con un golpe seco. ¿Por qué no me creerán? ¿Por qué siempre me ponen a prueba? Y ahora, a hacer el camino de vuelta en dos autobuses con este cuchillo y el corazón de mi madre. Y eso que seguro que ella no estará en casa, que va a volver otra vez con su novio anterior. Aunque no culpo a nadie, sólo me culpo a mí mismo.

Hay dos clases de personas, las que les gusta dormir del lado de la pared y las que les gusta dormir del lado en que las empujarán fuera de la cama.

de «La chica sobre la nevera», Etgar Keret

28 noviembre, 2010  Leave a comment

Los 22 mejores narradores jóvenes en español

La revista Granta en español desveló la selección de los 22 mejores narradores jóvenes en español. El jurado de la publicación seleccionó para su número 11 de octubre a una lista de autores de menos de 35 años con al menos un libro publicado. El listado de los futuribles grandes escritores en lengua castellana, en la ya denominada Generación Granta 2010, son los siguientes escritores y escritoras iberoamericanos.

Andrés Barba (Madrid, 1975) impartió clases en el Bowdoin College de Maine en el año 2000 y ha sido profesor de los cursos de extranjeros de la Universidad Complutense de Madrid y, actualmente, en talleres de escritura. En 2003 le concedieron la Beca de la Academia de España en Roma y en 2010 la Halma de la UE. Se dio a conocer con la novela La hermana de Katia (llevada al cine por Mijke de Jong), el libro de nouvelles, La recta intención, y las novelas Ahora tocad música de baile, Versiones de Teresa (Premio Torrente Ballester), Las manos pequeñas, Agosto, Octubre y Muerte de un caballo (Premio Juan March), todas publicadas por Anagrama. En colaboración con Javier Montes recibió el Premio Anagrama de ensayo por La ceremonia del porno. Su obra ha sido traducida a más de ocho idiomas.

Oliverio Coelho nació en Buenos Aires, en 1977. Publicó las novelas Tierra de vigilia (2000), Los invertebrables (2003), Borneo (2004), Promesas naturales (2006), Ida (2008) y Parte doméstico (2009). Realizó residencias para escritores en México y en Corea del Sur. Fruto de su estancia en Corea, nació Ji-do (2009), una antología de narrativacoreana contemporánea. Entre otras distinciones recibió el Premio Latinoamericano Edmundo Valadés, en México, y el Premio Nacional Iniciación, en la Argentina. Los premios que recibió los derrochó metódicamente en viajes por Latinoamérica, Europa y Asia, en losque desaprendió varias lenguas, y en los que, como contrapartida, gestó un diario que prosigue hoy en su casa porteña de Boedo. Ha escrito artículos y críticas para los suplementos culturales de los diarios La nación, El País, Clarín y Perfil. Actualmente escribe sobre novedades editoriales en la revista Inrockuptibles y en su bitácora www.conejillodeindias.blogspot.com.

Federico Falco nació en 1977 en General Cabrera, un pueblo del interior de Argentina, al borde de la pampa seca. Por un par de años estudió agronomía, antes de mudarse a la ciudad de Córdoba y recibirse de Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Escritor y videoartista, ha publicado los libros de cuentos 222 patitos, 00 y La hora de los monos. En poesía publicó la plaqueta Aeropuertos, aviones y el libro Made in China. Entre otras, participó de las antologías La joven guardia, In Fraganti, Es lo que hay, Hablar de mí, Asamblea Portátil y en la versión digital de la antología El futuro no es nuestro. En 2009, recibió una beca de la New York University y el Banco de Santander para realizar un MFA en Escritura Creativa en Español en NYU. Por estos días vive entre Córdoba, en Argentina, Madrid y Nueva York.

Pablo Gutiérrez obtuvo el premio Tormenta en un Vaso al mejor nuevo autor en castellano con su primera novela, Rosas, restos de alas (La Fábrica, 2008). Apareció en el panorama editorial español de la nada, pues su anterior experiencia literaria se remonta a 2001, cuando quedó finalista del premio Miguel Romero Esteo de dramaturgia con una obra que no llegó a estrenarse. Rosas, restos de alas, es el relato íntimo y poético de la búsqueda desesperada de la plenitud. Nació en Huelva en 1978, estudió Periodismo en Sevilla pero pronto abandonó la profesión. Ahora es profesor de Literatura en un instituto de Cádiz, donde vive con sosiego, muy cerca del mar.

Rodrigo Hasbún nació en Cochabamba, Bolivia, en 1981. Publicó el libro de cuentos Cinco y la novela El lugar del cuerpo. Le concedieron el Premio Unión Latina a la Novísima Narrativa Breve Hispanoamericana y fue parte de Bogotá39 así como del número monográfico que Zoetrope: All-Story dedicó a la narrativa latinoamericana emergente. Su obra ha sido incluida en diversas antologías y dos de sus textos fueron llevados al cine, con guiones co-escritos por él. Vive en Ithaca, Nueva York, y hace meses fantasea con volver a tener una guitarra eléctrica. El 2011 publicará en Duomo ediciones Los días más felices, su segundo libro de cuentos.

Sonia Hernández nacida en Terrassa (España) en 1976, creció en un municipio obrero de nombre evocador: Badia. Aunque en éste nunca encontró la tristeza de los paisajes descritos por Michael Ende –autor que la hizo lectora– ni la crudeza de las calles de Juan Marsé, siempre ha sentido una atracción por la periferia, no sólo la urbana. Ejerce la crítica literaria en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia y ha colaborado en múltiples revistas de América y España. Es autora de los libros de poemas La casa del mar (2006) y Los nombres del tiempo (2010), y en 2008 publicó los cuentos de Los enfermos erróneos. Es coordinadora de la revista de investigación literaria Quaderns de Vallençana, dedicada al humanista Juan Ramón Masoliver.

Carlos Labbé nació en Santiago de Chile en 1977. Siguiendo una tradición familiar, le gusta reconocer el canto de cada pájaro en el campo. Es especialista en la obra de Onetti y Bolaño. Ha publicado la novela hipertextual Pentagonal: incluidos tú y yo (2001), las novelas Libro de plumas (2004), Navidad y Matanza (2007) y Locuela (2009), la colección de cuentos Caracteres blancos (2010), y los discos de música pop Doce canciones para Eleodora (2007) y Monicacofonía (2008). Ha sido coguionista de las películas Malta con huevo (2007) y Yo soy Cagliostro (en producción). Formó parte de las bandas Ex Fiesta y Tornasólidos. Ejerce la crítica literaria y es también editor. La foto de autor está tomada por él mismo en el pueblo de Matanza, Chile. Actualmente reside en Piscataway, New Jersey.

Javier Montes (Madrid, 1976), es escritor, traductor y crítico de arte. Ha sido profesor de Historia del Arte en el Colegio Español de Malabo (Guinea Ecuatorial) y aunque siempre acaba volviendo a su casa en Madrid ha vivido temporadas largas en París, Lisboa, Río y Buenos Aires. En 2007 recibió el Premio José María Pereda por su primera novela, Los penúltimos, y acaba de publicar otra, Segunda parte (ambas en Pre-Textos). Con Andrés Barba obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo con la obra La ceremonia del porno. También coeditaron la antología de relatos After Henry James (451 Editores). Como traductor se ha centrado en la edición crítica y la investigación de la obra de Shakespeare: ha publicado versiones de Cimbelino, El rey Lear y Coriolano y el ensayo Shakespeare y la música. Se ha especializado en teoría y crítica del arte contemporáneo y colabora en diversos suplementos, periódicos y revistas.

Elvira Navarro nació en Huelva en 1978. En 2007 apareció su primer libro, La ciudad en invierno (Caballo de Troya). En 2009 publicó La ciudad feliz (Mondadori), que obtuvo el Premio Jaén de Novela y el Premio Tormenta al mejor nuevo autor. Ha colaborado con revistas como El Cultural, Ínsula, Turia y El Perro y con los diarios Público y El País. Imparte talleres de escritura y lleva su propia bitácora (www.elviranavarro.wordpress.com), así como Periferia (www. madridesperifera.blogspot.com), un work in progress sobre los barrios de Madrid, que explora a través de la escritura los espacios limítrofes e indefinidos.

Matías Néspolo nació en Buenos Aires a finales del verano de 1975. Desempeñó todo tipo de oficios hasta lograr ganarse la vida con la escritura y en la actualidad se dedica al periodismo. Vive a orillas del Mediterráneo. Tiene tres hijas parlanchinas, una mujer estupenda y un perro que se llama Jonás. En 2005 publicó su primer poemario Antología seca de Green Hills y en los años siguientes, varios cuentos en distintas antologías. La última de ellas, Schiffe aus Feuer. 36 Geschichten aus Lateinamerika (Fischer), apareció en Alemania. Incluso editó una en 2009, junto a su hermana Jimena Néspolo, La erótica del relato. Escritores de la nueva literatura argentina, y publicó su primera novela, Siete maneras de matar a un gato (Libros del Lince) que será también publicada en inglés en Harvill Secker.

Andrés Neuman nació en 1977 en Buenos Aires, donde pasó su infancia. Hijo de músicos emigrantes, terminó de crecer en Granada, en cuya universidad fue profesor de literatura hispanoamericana. A los 22 años publicó su primera novela, Bariloche. Sus siguientes novelas fueron La vida en las ventanas, Una vez Argentina y El viajero del siglo. Esta última obtuvo en 2009 el Premio Alfaguara y el Premio de la Crítica en España. Es también autor de los libros de cuentos El que espera, El último minuto y Alumbramiento; la colección de aforismos El equilibrista; el libro de viajes por Latinoamérica Cómo viajar sin ver; y el volumen Década, que reúne sus libros de poemas. Ha recibido el Premio Hiperión de Poesía. Su página en internet es www.andresneuman.com.

Alberto Olmos nació Segovia, España, en 1975. Debutó en 1998 con A bordo del naufragio, finalista del Premio Herralde. Ha publicado las novelas Así de loco te puedes volver (1999), Trenes hacia Tokio (2006), El talento de los demás (2007), Tatami (2008) y El estatus (2009), todas en la editorial Lengua de Trapo. También es responsable del volumen Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder (2009), elaborado a partir de textos extraídos de internet. Durante tres años, residió en Japón, en la prefectura de Tochigi, donde impartió clases de español y de inglés. Mantiene el blog http://hkkmr.blogspot.com (Hikikomori, palabra japonesa con la que se nombra a los inadaptados sociales de las grandes urbes actuales). Actualmente reside en Madrid.

Pola Oloixarac nació en Buenos Aires en 1977. Escritora y traductora, su primera novela, Las teorías salvajes, fue publicada en Argentina (2008), España (2010) y Perú (2010); y próximamente se traducirá al francés, holandés y portugués. En 2010 participa del Programa Internacional de Escritores de Iowa y recibe la beca del Fondo Nacional de las Artes de Argentina. Estudió filosofía en la Universidad de Buenos Aires y ha colaborado con artículos sobre cultura y tecnología en diversos periódicos y revistas de la lengua. Escribe desde que es niña, y le gusta bailar, tomar baños de espuma y cultivar orquídeas. Mantiene la bitácora melpomenemag.blogspot.com.

Antonio Ortuño, hijo de inmigrantes españoles, nació en Guadalajara, México, en 1976. Fue, en ese orden, alumno destacado, desertor escolar, obrero en una empresa de efectos especiales y profesor particular. Lector inconfeso de Homero, Arquíloco, Jenofonte, Safo, Marcial, Catulo, Tácito y Suetonio…, descontando a Shakespeare nada le ha entusiasmado tanto como los clásicos griegos y romanos. El buscador de cabezas (2006) fue seleccionada por la prensa mexicana como la mejor primera novela del año. La segunda, Recursos humanos (2007) fue finalista del Premio Herralde. Ha publicado, además, los relatos de El jardín japonés (Páginas de espuma, 2007); y a finales de 2010 aparecerá una nueva colección, La señora rojo. También es coautordel ensayo Contra las buenas intenciones (Tumbona, 2008). Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, alemán, rumano y húngaro.

Patricio Pron nació y creció en Rosario, Argentina en 1975. A los veintiocho años aprendió a montar en bicicleta sobre la nieve en Alemania, país de donde eran la mayoría de los autores que leyó en su niñez. Es autor de los volúmenes de relatos Hombres infames (1999), El vuelo magnífico de la noche (2001) y El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan (2010) y de las novelas Formas de morir (1998), Nadadores muertos (2001), Una puta mierda (2007) y El comienzo de la primavera (2008). Pron es doctor summa cum laude en filología románica por la Universidad «Georg-August» de Göttingen (Alemania); en la actualidad vive en Madrid, donde trabaja como traductor y crítico.

Lucía Puenzo nació en Buenos Aires en 1976. Es escritora, guionista y directora. Su primera película (XXY) ganó el Gran Premio de la Crítica de Cannes (2007), un Goya a la Mejor Película Extranjera y más de veinte premios internacionales. Su segunda película (El niño pez) abrió la sección Panorama del festival de Berlín (2009) y ganó premios en España, Rumania y Tokio y fue parte de la selección oficial de Tribeca y La Habana, entre otros muchos festivales. Del 2004 al 2009 publicó las novelas El niño pez, 9 minutos, La maldición de Jacinta Pichimahuida, y La furia de la langosta. Sus libros han sido publicados en Francia, España, Alemania, Italia, Estados Unidos y Brasil. Tanto en el cine como en la literatura, disfruta con los desvíos que la apartan de las intenciones originales y se deja llevar hacia donde la historia la invite.

Andrés Ressia Colino nació en Montevideo en enero de 1977, en medio de un proceso dictatorial que se extendería hasta el año 1985. Licenciado en Ciencias Biológicas, fue docente y residió en Lund, Suecia. En un laboratorio farmacéutico desarrolla su actividad actualmente en el Uruguay. Incursionó en la literatura de ficción en 2005. En 2007 publicó su primera novela, Palcante. En 2008 recibió el Premio Municipal de Narrativa por la novela Parir.

Santiago Roncagliolo nació en Lima en 1975, país que su familia dejó temporalmente por motivos políticos en 1977. Novelista, dramaturgo, guionista de telenovelas, periodista y traductor. Su historia intimista Pudor (2005) fue llevada al cine. Su thriller político Abril rojo recibió el premio Alfaguara en 2006. Su novela de no ficción La Cuarta espada penetró en la mente del terrorista más peligroso de la historia americana. Memorias de una dama rastreó los orígenes de la Mafia en Cuba. Esta última fue censurada y su publicación está prohibida en todo el mundo. Su nueva novela, Tan cerca de la vida, es un thriller ambientado en el mercado del sexo de Tokio. Su obra, publicada en español, se ha traducido a trece idiomas.

Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) se licenció en la carrera de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires, especializándose en el área de guión cinematográfico, y lleva su propia agencia de diseño. En 2001 obtuvo el primer premio del Fondo Nacional de las Artes y el del Concurso Nacional Haroldo Conti con su primer libro El núcleo del disturbio (2002). En el 2008 el premio Casa de las Américas, por su segundo libro Pájaros en la boca y la beca FONCA. Muchos de sus cuentos han sido traducidos al alemán, al inglés, al italiano, al francés, al portugués, al sueco y al serbio, para su publicación en numerosas antologías, revistas y medios culturales.

Andrés Felipe Solano nació en Bogotá, Colombia, en 1977. Ha publicado la novela Sálvame, Joe Louis (Alfaguara). Fue editor de crónicas de la revista SoHo. En 2007 vivió en Medellín, Colombia, ciudad donde alquiló una habitación en un barrio de pasado violento y trabajó en una fábrica como obrero durante medio año. Con esta experiencia escribió la crónica «Seis meses con el salario mínimo », finalista del premio que otorga la FNPI, presidida por Gabriel García Márquez. En 2008 el gobierno de Corea del Sur lo invitó a una residencia literaria de seis meses en Seúl, donde conoció a su esposa. Este año residirá en la Universidad de Alcalá de Henares como escritor residente. «Los hermanos Cuervo» es parte de su segunda novela, en la que trabaja actualmente.

Carlos Yushimito del Valle nació en Lima en 1977. Es escritor peruano de ascendencia japonesa. Sus cuentos circularon por primera vez en revistas universitarias, y posteriormente, en una edición limitada de Sarita Cartonera, titulada El mago (2004). Dos años después, su segundo libro de cuentos, Las islas, recibió una cálida acogida. Sus historias, localizadas en favelas y sertones, se inspiran en Brasil, aunque nunca lo ha visitado. Huyendo de su país natal, como lo hiciera antes su abuelo paterno, se mudó en 2008 a Estados Unidos para estudiar en la Universidad de Villanova, Pennsylvania. Actualmente reside en Providence, donde cursa un doctorado gracias a una beca de la Universidad de Brown. Allí mismo, entre bibliotecas y seminarios, termina de escribir su primera novela, de la que «Criaturas aladas» es un fragmento. Otros libros, Equis (2009) y Madureira sabe (2007) han recogido más relatos, algunos de ellos traducidos al francés y al portugués.

Alejandro Zambra nació en Santiago de Chile en 1975. Ha publicado los libros de poesía Bahía Inútil (1998) y Mudanza (2003), las novelas Bonsái (2006), La vida privada de los árboles (2007) y el libro de ensayos No leer (2010). Sus novelas han sido traducidas a varios idiomas. Bonsái obtuvo en Chile el Premio de la Crítica y el Premio del Consejo Nacional del Libro a la mejor novela del año 2006. Le gustar coleccionar frases y anotar imágenes de otros. «Formas de volver a casa» corresponde a las primeras páginas de su tercera novela, que publicará en 2011. Actualmente trabaja en el libro de relatos Berta Bovary. Vive en Santiago y es profesor de literatura en la Universidad Diego Portales.

26 octubre, 2010  Leave a comment

Los errores de la historia de la literatura

23 marzo, 2010  Leave a comment

Ikkyu Sojun

7 marzo, 2010  Leave a comment

Continuidad de los parques

Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.

Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

de «Final de juego», Julio Cortázar

25 enero, 2010  Leave a comment

Do not go gentle into that good night

Do not go gentle into that good night
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.

Though wise men at their end know dark is right,
Because their words had forked no lightning they
Do not go gentle into that good night.

Good men, the last wave by, crying how bright
Their frail deeds might have danced in a green bay,
Rage, rage against the dying of the light.

Wild men who caught and sang the sun in flight,
And learn, too late, they grieved it on its way,
Do not go gentle into that good night.

Grave men, near death, who see with blinding sight
Blind eyes could blaze like meteors and be gay,
Rage, rage against the dying of the light.

And you, my father, there on the sad height,
Curse, bless me now with your fierce tears, I pray.
Do not go gentle into that good night.
Rage, rage against the dying of the light.

14 enero, 2010  Leave a comment

And death shall have no dominion

And death shall have no dominion.
Dead men naked they shall be one
With the man in the wind and the west moon;
When their bones are picked clean and the clean bones gone,
They shall have stars at elbow and foot;
Though they go mad they shall be sane,
Though they sink through the sea they shall rise again;
Though lovers be lost love shall not;
And death shall have no dominion.

And death shall have no dominion.
Under the windings of the sea
They lying long shall not die windily;
Twisting on racks when sinews give way,
Strapped to a wheel, yet they shall not break;
Faith in their hands shall snap in two,
And the unicorn evils run them through;
Split all ends up they shan’t crack;
And death shall have no dominion.

And death shall have no dominion.
No more may gulls cry at their ears
Or waves break loud on the seashores;
Where blew a flower may a flower no more
Lift its head to the blows of the rain;
Though they be mad and dead as nails,
Heads of the characters hammer through daisies;
Break in the sun till the sun breaks down,
And death shall have no dominion.

11 enero, 2010  Leave a comment

Papeles inesperados

Blues for Maggie

[…] nada es serio ni digno de que se tome en cuenta,
nos hicimos jugando todo el mal necesario

[…] no es una carta esto,

nos dimos esa miel de la noche, los bares,
el placer boca abajo […]
cuando en el cielo raso tiembla la luz del alba

no te escribo, de pronto miro el cielo, esa nube que pasa
y tú quizás allá en tu malecón mirarás una nube
y eso es mi carta, algo que corre indescifrable y lluvia. […]


La mosca

Te tendré que matar de nuevo.
Te maté tantas veces, en Casablanca, en Lima,
en Cristianía,
en Montparnasse, en una estancia del partido de Lobos,
en el burdel, en la cocina, sobre un peine,
en la oficina, en esta almohada
te tendré que matar de nuevo,
yo, con mi única vida.

26 agosto, 2009  Leave a comment

Chesil Beach

En un beso, el contacto de bocas y lenguas y la penetración de estas en aquellas no es sino un ensayo de coito en pequeña escala.

26 agosto, 2009  Leave a comment

La Sonata a Kreutzer

28 diciembre, 2008  Leave a comment

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